Sí, soy zurda. Los zurdos no somos torpes, simplemente vivimos en un mundo para diestros y no nos ponen las cosas fáciles.
Pero ¡¡ no pasa nada…!!, es cuestión de ingeniártelas. Eso sí, grandes mitos se han propagado sobre las habilidades intelectuales y creativas de los que dominan su lado izquierdo.
Afortunadamente, parece que las cosas están cambiando y cada vez hay más objetos diseñados para nosotros. Aunque para mí han llegado demasiado tarde, como para mucha gente…y la zocata se las ha tenido que apañar solita.
Un zurdo ante la escritura:
Es bastante normal ver a un zurdo escribiendo con posturas extrañas. Pero como todo, esto tiene un por qué.
Yo soy de las que coloco la mano a modo de gancho, para poder ver lo que escribo. Aunque lo intento, no puedo evitar mancharme el meñique de tinta, ni dejar toda la hoja emborronada.
El tema se complica aún más si intentas escribir en una libreta de espiral. La libreta es super práctica y un gran invento para un diestro, pero una faena para un zurdo. y con pluma…¡ya ni te cuento!… No sé si fue cuestión de paciencia o tozudez, pero también lo conseguí.
Y ya para acabar de rizar el rizo, el hecho de escribir en una mesa de brazo para diestros. ¡¡¡Eso ya es la leche!!!. Las mesas especiales para zurdos, cuando las había, solían estar en un rincón de la clase donde no se veía bien la pizarra, por lo que prefería sentarme en una de diestros y escribir a pulso.
Y después de tanto sufrimiento… para que te digan: ¡uy! que raro escribes, escribes del revés. Yo pongo cara de circunstancia, incluso pongo cara de no haber oído esa frase jamás, pero pienso para mis adentros… ¡¡¡ No, no escribo raro, escribo como puedo!!!.
Un zurdo ante las manualidades:
Así como el tema de la escritura, en mayor o menor medida, no se me resistió, lo de cortar con una aparente simple tijera para diestros se convirtió en una misión imposible, después de hacer un esfuerzo sobrehumano por cortar con la izquierda me rendí, y confieso que no sé cortar con la izquierda. Corto con la derecha y muy bien por cierto (o por lo menos eso me dice mi hijo Nachete).
Parecerá una tontería, pero podría enumerar una cantidad enorme de artilugios, ante los que encontramos serios problemas para utilizar (sin entrar en detalle, por aquello de no aburrir a los diestros, pues los que sois de los míos seguramente os sentiréis super identificados conmigo). Como el sacapuntas, los abrelatas, sacacorchos, pela patatas, máquinas de coser, un serrucho, regla métrica, baraja de cartas, guitarra, palos de golf…
Sé que muchos diestros se preguntarán:¿Qué problema hay en una baraja de cartas?… No lo hay, aunque parece una tontería es un fastidio tener que abrir el abanico al revés para ver las cartas.
Un zurdo ante la vida cotidiana:
Tenemos problemas en el aprendizaje de cosas cotidianas, porque muchas veces aprendemos por imitación, como, por ejemplo, atarte los cordones de los zapatos (que por cierto, escribiendo este post he descubierto que Nachete se los ata como los zurdos, debió aprender de mí).
Soy consciente de que no hay nada más difícil para un diestro que intentar enseñar a un zurdo y si no que se lo digan a mi tía Lola. Ella tejía tranquilamente, hasta que llegaba su Bizcochito (esa soy yo, que así era como ella me llamaba) y le fastidiaba su momento. Ella, con toda la paciencia del mundo intentaba enseñarme, pero….. no pasábamos de la cadeneta. También he decir que no cambio esos momentos por nada del mundo.
Ojala hubiera tenido a un zurdo cerca que me sirviera de referencia o enseñado. Todo hubiera sido más rápido y sencillo.
Al final acabas creando tus propias estrategias… intentas ponerte a la izquierda para no darte codazos cuando comes o escribes, te colocas de manera que la luz te llegue por el lado derecho…
Por todo esto, dedicaré algunos tutoriales para zurdos. Os mostraré algo tan simple como atarte un cordón con la izquierda, cómo ganchillear con la izquierda, mi manera de coger el ganchillo, cómo tejer los puntos básicos, cómo interpretar los patrones… y ¡¡¡ojalá os sirva de ayuda!!!.
Conclusión de un zurdo:
Con el tiempo aprendes a utilizar las cosas con la izquierda, o te rindes y acabas utilizando la derecha.
Está claro que ser zurdo no es un capricho. Pero tampoco una desgracia.